COSAS BUENAS DE SER TRIMAMI 2

 Nº2.Es bueno saber hasta dónde puedes llegar...

Eso pienso cada día cuando llegamos del cole ya cansados y tenemos que quitarnos los zapatos, lavar las manos y cambiarnos la ropa. - ¿Es tan difícil?- les pregunto...

Al parecer sí, es muy díficil. Es más facil quitarse el zapato y lanzarlo a la lámpara o a uno de tus hermanos...Lo entiendo.

También es más fácil secarse las manos en el cristal del baño en vez de en la toalla, sí, también es más fácil. 

Y por supuesto, también es más fácil quitarse la ropa y dejarla hecha un gurruño encima de la cama. Sí, entiendo que es más fácil que meterlo en el cesto de la ropa sucia. -Pero...no cuesta tanto hacerlo, ¿no?, ya somos grandes...- les pregunto. 

Y aún así me ignoran, sabiendo que no les escucho gritar y decirse cosas los unos a los otros. -¡Es una falta de respeto no escuchar a mamá!- les empiezo ya a gritar. Y me voy para no seguir gritando.

Comienzo a preparar la comida sin poder verles ni oírles desde la cocina. Y de vez en cuando, aparece alguno diciendo que otro le ha pegado, ha dicho palabrotas o está gritando como un condenado.

Por más que intento dialogar con ellos, vuelven a liarla tirándose en el sofá y dando patadas a sus hermanos, que por supuesto tambén están espatarrados en el sofá haciendo lo mismo. Saltos, cojinazos y como no, algún porrazo en la cabeza con la mesita de centro.

En fin, ahí es donde os digo que es bueno saber hasta dónde puedes llegar. Da igual las veces que haya tenido que razonar con ellos, siguen alterados y sin poner de su parte para sentarse a comer.

Así que me voy a la cocina para no seguir gritando y lo pago con la puerta de la alacena con tanta fuerza, que termino golpeándome yo misma en el ojo al cerrarla. Salgo de la cocina con el ojo "cagao" como dirían mis niños y vuelvo a verlos dándose manotazos. Entonces sí, decido separarlos un rato, cada uno en una habitación y así sientan que la discusión ha terminado. Todos pueden ver mi ojo "cagao", pero no dicen ni "mu".

He conseguido ver que soy capaz de no darles un cachete, por muy enfadada que esté. He conseguido ver que son niños y que necesitan sus límites. Y he conseguido ver, que no debo tardar tanto en mostrárselos, porque al final, la que acabo mal soy yo: estresada, con la garganta hecha polvo, con la comida sin terminar y con un ojo "cagao".

A veces es bueno que te lleven al límite, así sabes hasta dónde puedes llegar... Hoy me conozco un poco mejor.