Hoy, charlando con una amiga, me ha contado como era su vida de pequeña. No tenía las comodidades que hay ahora, no tenía la buena alimentación que tenemos ahora. Carecía de muchas cosas por aquel entonces...pero sus recuerdos son felices. No necesitaba tantas cosas para ser feliz, la vida no era tan complicada. Se compartían cosas que ahora ni por asomo compartiríamos con vecinos y amigos. Aún así lo recuerda de una forma entrañable. Nos hemos empeñado en darles a nuestros hijos todo aquello que no tuvimos nosotros, pero olvidamos darles lo que sí que tuvimos: educación, respeto, empatía, generosidad...el compartir cada día nuestros valores con los demás, nos hace más humanos. Debemos agradecer y estar orgullosos de aquello que se nos regaló con tanto esfuerzo. Nos hicieron ser lo que somos ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario