domingo, 14 de agosto de 2022

El verano de los maestros


 

Hay quien piensa que los maestros y maestras tenemos muchas vacaciones, y es que el verano además de para descansar, lo usamos para visualizar el curso siguiente.

El verano es desconexión, es dejar la rutina a un lado para poder dejar al cerebro descansar. Y es ahí donde surgen las mejores ideas. Es ahí donde vemos las cosas desde otra perspectiva.

A veces hay que desconectar, aburrirse y dejarse llevar por lo que vaya surgiendo cada día, dejando libertad de pensamiento y liberando a nuestras cabecitas de toda la burocracia que supone un curso escolar.

Yo, como sabéis los que me conocéis, he estado todo el curso de baja por diversos motivos , entre ellos mi reciente pérdida total de audición. Pero por desgracia he tenido que ver a mis compañeros y compañeras sumidos en el estrés de un curso que, al igual que el anterior, ha consumido sus fuerzas e ideas hasta el infinito.

Dicen que las mejores ideas surgen cuando estás aburrido. Yo también lo creo. A veces el cerebro se satura, no deja pasar a la imaginación, no deja fluir las ideas. 

La burocracia que los maestros deben soportar día a día no ayuda.

Por eso creo que el verano y las vacaciones algo más largas, son necesarias. Hay que recargar pilas. Hay que pensar que estamos relajados durante un tiempo, sin nada que hacer. Obligándonos a no pensar en horarios; materias y materiales nuevos; problemas con alumnos; padres, compañeros...

Así es como van llegando las nuevas ideas, así es como en el verano, un maestro o maestra no deja de ser  lo que es. De repente, te ves apuntando en una libreta todo lo que se te va ocurriendo para el curso siguiente. Apuntas lo que quieres hacer con ese niño o niña que no termina de arrancar, apuntas cómo quieres organizar el aula para mejorar el trabajo en equipo, apuntas los nuevos materiales que quieres realizar para trabajar diferentes  materias. Incluso te planteas y realizas una mejor organización de tu tiempo para poder abarcar más cosas.

Sé que muchos compañeros y compañeras lo hacen. Yo no soy una excepción.

El curso que viene será un verdadero reto para mí. No sé si seré capaz de superar todas metas que me he propuesto, pero sinceramente, no quiero dejar pasar la oportunidad de intentarlo. Intentar adaptar materias, realizar nuevos materiales, conocer a los nuevos alumnos y alumnas, ofrecerles toda la ayuda que esté en mi mano, y por su puesto mi gran meta: intentar llegar al alto listón que mi gran compañera de fatigas en el aula me ha dejado.

No será fácil, lo sé. Pero para todo profesional al que le gusta lo que hace, cada año debe ser un nuevo reto. Un nuevo reto que debe superar y convencerse a sí mismo de que siempre se pueden hacer las cosas un poquito mejor.

El  verano  de un maestro o maestra va de eso:  Intentar desconectar para que las ideas vuelvan a fluir.

Bienvenidas sean esas nuevas ideas.



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