lunes, 18 de octubre de 2021

COSAS BUENAS DE SER TRIMAMI 3

 Nº3. Conoces cómo eres realmente...

Antes de ser Trimami, tenía un concepto de mí misma muy diferente del que tengo ahora.

Por ejemplo, nunca pensé que me vería gritando a pleno pulmón a uno de mis hijos de 4 años porque va a cruzar sin mirar,  y que esos gritos durarían hasta llegar al portal de mi casa.- Los vecinos van a odiarme- les digo a los 3. 

Tampoco pensé que me vería echando de menos la soledad, los ratitos conmigo misma, sin pensar en nada, hasta que la inspiración llegarse para pintar, crear, escribir...Pensé que siempre podría tener alguno de esos momentos pasase lo que pasase. No solía ser de las que echan de menos las cosas...siempre pienso que lo que sea, volverá.

Ni tampoco pensé que me vería pensando mal de los que hablan a mi alrededor.

Cuando estudié magisterio de Educación Especial, uno de los profesores, nos comentó que los sordos y sordas, suelen ser las personas más ruidosas y además desconfiadas. Siempre dije que ese profesor se equivocaba y que no todos y todas serían así. -No está bien generalizar con estas cosas- solía decir. Nunca pensé que eso me pasaría a mí. Cuando riño a mis hijos y veo que hablan entre ellos sin hacerme el menor caso...Ufff, echaría humo por las orejas. Saben perfectamente que no los podré escuchar. y eso me crea inseguridad y desconfianza. Ahora entiendo lo que queía decir el profesor.

Yo no era así. O al menos no tenía ese concepto de mí.

 Mi yo anterior era una persona confiada, serena, tranquila (quizás demasiado), y muy inocente. Siempre he pensado, y sigo pensando, por supuesto, que todos tenemos cosas buenas y malas. Pero creo que hasta ahora, yo no me había centrado en las malas. Al menos no tanto.

Siempre había pecado de dejarme llevar por todos y todas, nunca hubiera dejado que alguien se sintiera mal a sabiendas y por supuesto nunca pensaba nada malo de otras personas. He intentado toda mi vida justificar las malas acciones de otros, apostando por sus estados de ánimo, su carácter o los momentos de estrés. Hoy en día ya no lo hago tanto. Sigo intentando justificar a los demás, pero no pongo tanto empeño. Mi lado malvado surge desde mis entrañas y grita con fuerza hasta dejarme sin voz ni voto.

A veces pienso que no debo dejar que ese lado venga a mí. Que me posea y me diga todo lo malo que me rodea, y así sentir que hablan mal de mí, que me utilizan vilmente o que me ignoran a sabiendas. Pero ¿sabes qué?, que no me importa que me acompañe todo el tiempo. Es bueno saber que puedo elegir cómo pensar, cómo comportarme y a quien decido amar.

El ser mamá de 3 hijos me ha dado mucho, y una de esas grandes cosas es el conocer también mi lado oscuro, dejando que mi mente no se sienta culpable por dejarlo entrar. Se siente libre de poder elegir.

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