Preparando nueva etapa

 En la vida hay mucha etapas de las que a veces no somos conscientes. En algún momento hay un episodio que lo descontrola todo y puedes verlo. Puedes sentir que todo cambia. 

 Una de esas ocasiones, para mí fue mi experiencia con el cáncer. Eso marcó un antes y un después en mi vida. Cambió mi forma de relacionarme con mi propio yo, mi exigente auto-yo. Es cierto que ha sido, hasta ahora, la época más dura que he vivido. Saber que puedes dejar este mundo que tanto amas, dejar a tus hijos que tanto adoras, dejar al amor de tu vida al que tanto veneras ...es una sensación como pocas.

Pero esa realidad la logras superar. Logras ver que tu vida puede seguir, que aún no has acabado de hacer todo lo que estabas destinada a hacer. Aún puedes dar mucho a este mundo. Y en esas estábamos, hasta que llegó la pandemia que nos hizo cambiar a todos nuestra forma de vida. Qué te voy a contar...

Y eso  también lo vamos superando, estamos viendo como nada puede acabar con nuestras ganas de vivir intensamente cada momento.

Sin embargo nada de esto, al menos a mí, me había llevado a plantearme cambiar mi forma de exponerme a la vida. Nunca he querido llegar a  plasmar mis deseos, mis locuras, mis inspiraciones....mis momentos con ella a solas, la vida.

Ha tenido que llegar la sordera hasta ella para querer hacerlo. El pensar que hay algo que de verdad amenaza tu ser, tu forma de ver las cosas, de sentirlas... Vas a seguir viviendo, pero con muchas limitaciones. 

Entonces percibes  lo que ocurre: ya no ves lo que veías antes, ahora ves más, ves más profundo lo que de verdad quieres hacer, lo que te llena, lo que no te va a abandonar...Tu imaginación, tu creatividad. Ahí nadie puede tocarte.  

Ahora es el momento de sumergirme en mi lado más inventivo, creador, ingenioso...Porque ahora sé que en esto, no hay límites. Seré una persona nueva, que quiere seguir conociendo y observando todo lo que le rodea. Empapándome de cada momento, de cada instante. Deteniéndome en como cae una hoja de un árbol o viendo deslizarse una oruga por el suelo. Dejándome sentir el frescor de la sábana al acostarme o acariciando el pelo de mi hija mientras vemos una peli. Pero  sobre todo, soy alguien que desea fervientemente disfrutar de la vida. 

Es hora de prepararse para la nueva etapa. No sé que me deparará el futuro. Pero ya no hay miedo a no encajar, ya no hay miedo a ser diferente. Ya sólo hay un espíritu libre, que tiene ansias de volar.