sábado, 2 de octubre de 2021

Querida inspiración...

 Siempre estás a mi lado, siempre me acoges con cariño y labras sobre mi mente auténticas locuras.

Son locuras, sí. Pero locuras a las que amo y ahora  empiezo a dejar salir.

 Inspiración,  no eres otra cosa que la vida misma. Eres el ver la realidad tal y como es y querer ir más allá. Es pararme a ver cada costura de mi pantalón, y pensar en quién ha podido coserlo: ¿Qué estaría pensando cuando lo cosía? ¿Acaso tendría ganas de hacerlo? ¿Amaría su trabajo?...

Estás cuando recibo una hoja que uno de mis hijos ha cogido del suelo otoñal y mágico que él imagina. La miro contenta, porque es un regalo. Observo sus colores, la huelo, el tacto aún no es seco y no se deshace cuando la aprieto. Imagino entonces que las hadas de los árboles han estado haciendo de las suyas, dejando caer algunas hojas que quizás no estaban preparadas para caer...¿Sería quizás un hada novata? ¿Si me fijo bien podría encontrar alguna entre las hojas que aún quedan en el árbol?, seguro que mis hijos, serían capaces de verlas...

Mis ojos quizás, ya cansados de tanta realidad, no pueden valerse de tí para ver las fantasías que antes rondaban mi mente...antes, cuando el mundo no tenía límites, cuando tú, inspiración, venías a verme con fuerza y pasión.

 

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