De nuevo Tamara Durán y Raquel Díez trabajan en un proyecto que incluye orientaciones pedagógicas.
El cómo superar los complejos no es tarea sencilla y menos en los niños que suelen ver cuando crecen las diferencias entre unos y otros como algo importante.
El cuento nos hace ver que nadie es perfecto. Cada uno es diferente y debemos querernos como somos con todas nuestras cosas buenas y las que no vemos tan buenas.
Quizás otros las vean de otra forma diferente. Quizás lo que nosotros no soportamos ver, a los demás ni siquiera les importe.
Es un tema difícil a ciertas edades, en las que el encajar en un grupo de amigos es fundamental. Este pequeño cuento puede ayudarnos a trabajar con los niños este tema escamoso, dejando que veamos las diferencias como algo beneficioso y que rodearnos de personas que nos hacen sentir bien, tiene beneficios no sólo para uno mismo, sino también para los demás.
Y como es normal en la ilustradora, los dibujos reflejan de forma entrañable la historia que vive su protagonista.
La publica en tapa blanda San pablo, y al igual que "No puedo parar", forma parte de una colección llamada " Qué siento" en los que también están los títulos: "El abuelo ya no está" y " Mamá y papá se separan". La colección está escrita de forma que se le habla al lector, algo que me parece muy original para poderse meter en la historia. Te habla a ti, sobre tus sentimientos, por lo que puede que llegue más rápido el mensaje a quien lo lee.
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