jueves, 27 de abril de 2023

El cadáver de la sala de vistas.

 


Como muchos sabéis, tuve el privilegio de asistir el otro día a la presentación de esta novela policíaca en la librería Verbo de Sevilla.

Cuando acudí, aún no había terminado el libro, y temía que algún pequeño spoiler me chafara el final.😜Pero no fue así. De hecho he de comentar que el final no lo esperaba. Se supone que se van dejando pistas, pero como estas dos chicas lo hacen tan bien, hasta el final no sabes quién es el asesino o asesina.

Es una novela escrita por dos plumas muy parecidas. Tanto, que si no llegan a contar en la presentación que cada una se centra en escribir un personaje, nunca hubiera dicho que lo hacían así. Hubiera pensado que entre las dos iban relatado todo y entremezcando cosas juntas.

Es increíble como se parecen sus formas de escribir. Si os decidís a leerla os invito a averiguar quien es Lucía y quien Alejandra.😉

¿Y qué contaros sobre ella? Pues ya sabéis que me gusta revelar poco de las tramas para que vosotros podáis leerlas tranquilos, pero sí os contaré un par de cositas:

-Es imposible que exista un hombre como Víctor, pero estaría muy muy bien que existiera.😂

-Quizás como se dijo en la presentación, Laura puede que sea el personaje menos querido, pero sinceramente, a mí sí que me gusta. Me gusta su sinceridad, atrevimiento, y forma despreocupada de vivir. Quizás no es apta para cierto tipo de lector, pero  creo que podría ser la protagonista de su propia novela. Ya se lo hice saber a  Mabel y Elisabet. 

¿ Creéis que me harán caso?😜 Seguramente no, pero ahí lo dejo.


Título: El cadáver de la sala de vistas.

Autoras: Mabel R. Ramos y Elisabeth Belmonte Torres.

Editorial: Azul Cobalto.


Relatos de Otoño

 




Hoy comparto con vosotros esta recopilación de relatos cortos  de Mabel R. Ramos.

Éstos  fueron creados durante el mes de octubre de 2022. Un relato para cada día del mes.

Creo que sin duda ha inspirado mis "7 cuentos para 7 días". 😊

Me ha encantado ver cuántos temas diferentes se tratan en estos relatos y lo originales que son. 

Es cierto que con muchos de ellos me he quedado con ganas de más. Espero que su encantadora autora se decida a alargar alguno de ellos para convertirlos en novela. Hay algunos con posibilidades.😜

Como digo, son cortitos, y muy entretenidos.  Lectura ágil para llevar en el bolso y no aburrirse en el autobús o en el metro.🚌🚊

Creo que los que más me han gustado han sido: Muslo y Máscara, aunque también sorprende Melodía.

Si te decides a leerlo, cuéntame cuál te ha gustado más a tí.

domingo, 23 de abril de 2023

LIBRO

 


Desde el principio,  fue creado como un gran libro.

Un maravillo ejemplar protegido con cubierta de cuero

y detalles de metal dorado. La intención de su creador

era que dentro de esa majestuosa obra, se contasen las

grandes hazañas de reyes, caballeros y nobles de su país.

Libro contendría información importante. Historias que se

trasladarían de generación en generación.

Y así fue. Libro era admirado por todos, su sabiduría era

innegable. Si querías buscar algo sobre una batalla importante

del país…Allí estaba Libro para contártelo.Si querías saber cómo

llegó la seda al país en grandes cantidades,

Libro tenía las respuestas. 

¿Y si querías saber con quien se casó un rey después de

enviudar? Pues también contenía esa información.

Realmente, su creador, hizo un gran trabajo. O eso pensaba Libro.

No había mejor libro que él. Todos querían aprender de memoria

los versos que el príncipe mandaba a su prometida  antes

de casarse, y los niños siempre estaban ansiosos de aprender

a leer para poder acceder a su contenido.

Todos los libros querían ser como él. Y con el tiempo,

fue pensando que tenía una gran responsabilidad. Guardar

todas esas historias, era ardua tarea. Con el paso de

los años, alguna página se doblaba o se rompía. Algunos

se atrevían a subrayar algunas frases, e incluso uno de

los lectores intentó arrancar una página en la que había

escrito un tradicional hechizo que, contaban, era el que

usó una simple campesina para lograr casarse con un

príncipe. Pero Libro estaba decidido a que ninguna página

fuera arrancada, así que agarró bien la hoja para no perderla.

Tanto le costó a ese desalmado, que la dejó por imposible

en su sitio.

Después de ese esfuerzo, Libro comenzó a pensar en lo difícil

que era su trabajo. Definitivamente, otros lo tenían más fácil.

No hubiera estado mal ser un libro de cocina, no a todo

el mundo le gustaba cocinar, y quizás no tuviera tantas visitas.

Luego pensó que quizás lo mancharían de chocolate o salsa,

y al estar junto a los fogones…¡ podría salir ardiendo!

También pensó que si fuera un cuento para niños, algo más

cortito, a lo mejor no pasaría mucho tiempo en las manos de la

gente y se estropearía menos. Luego recordó lo que pasó

con un cuento que conoció. Un niño se peleó con otro por

querer cogerlo, y terminó roto por la mitad.

¿Y si fuera un  atlas? Eso seguro que le encantaría. La gente

lo abriría cuando quisiera ver cómo es el mundo. Buscar otro

país, planear vacaciones…Y cuando pensó en planear, le vino

a la mente los mapas que había visto usar para crear absurdos

planes de batallas. Guerras en las que se perdía a gente de

forma absurda. Definitivamente, no quería ayudar a eso.

Tampoco le convencía del todo ser un atlas.

Incluso se le ocurrió que quizás podía haber sido un libro religioso,

un libro sagrado que todo el mundo cuidase con mimo.

Eso no estaba mal. Aunque también recordó que muchos

habían sido quemados en la hoguera, cuando habían cambiado

las creencias religiosas de los reyes y gobernantes del país.

Libro pensó en multitud de posibilidades en las que podía haber

sido un libro diferente, más o menos interesante, más o menos

divertido, o más o menos famoso.

Llegó entonces a la conclusión, de que todos los libros tenían

sus cosas buenas y sus cosas malas. Todos.

Quizás no estaba tan mal ser quien era. Al fin y al cabo tener

tanta sabiduría, le permitía poder soñar con ser otros libros de

vez en cuando. Pero cuando pensaba en su contenido, sin duda

se quedaba como estaba. Le había cogido cariño a sus personajes,

sus poemas, sus sentimientos, sus estrategias y sus líos

matrimoniales. Si realmente lo pensaba, Libro era bastante guay.

O eso decían los niños que lo tenían entre sus manos en esos

momentos.

―¡Hala!, mira Jorge, aquí dice que el Rey Perico, venció la

batalla decisiva de la guerra de los 10 años con tan sólo

15 hombres. ¡Qué máquina!―

―¡Qué guay!―


A veces nos empeñamos en ser como otras personas.

Y en ocasiones, podemos pensar que ellas lo tienen

más fácil o que sus vidas son más interesantes.

Pero cada situación que vivimos, es una página

nueva que escribimos en nuestro propio libro.

Puede que si la leemos con tranquilidad, pensemos

en por qué la escribimos. Quizás seamos fuente

de sabiduría para otras personas sin saberlo. 

Siente orgullo de tus páginas.

Piérdete en ellas… y disfruta.


sábado, 22 de abril de 2023

ZAPATOS

 


Zapato Derecho y Zapato Izquierdo llevaban mucho tiempo juntos. 

Habían vivido numerosas aventuras junto a Pablo.

Les gustaba caminar con él a muchos lugares diferentes:

A la playa, al bosque, de compras, e incluso una vez,

Pablo se lanzó a una piscina con ellos puestos. Lo pasaron en grande.

Un día Pablo jugaba al fútbol con sus amigos y Zapato Derecho

comenzó a quejarse.

―Vaya dolor de cabeza que tengo. Hoy Pablo me ha apretado mucho

los cordones y para colmo, no para de dar patadas al dichoso balón.

Esto de que sea diestro, empieza a ser muy molesto.― Le dijo a

Zapato izquierdo.

―Parece que se está aficionando mucho al fútbol.― le respondió éste.

―Por desgracia sí. Ya podía aficionarse a algo más tranquilo. Estoy

hasta los cordones de que dé patadas todo el rato. ―

―Vaya, lo siento Derecho.―

―Ya, pero como tú eres el izquierdo no da patadas fuertes contigo,

no puedes entender lo molesto que es.―

Zapato Izquierdo guardó silencio. Tal vez tuviera razón y no podía

entenderlo.

Zapato Derecho continuó quejándose día tras día. Hasta que Zapato

izquierdo decidió intervenir pasados unos días. Había estado

observando muchas cosas durante ese tiempo por lo que decidió

ser sincero con Zapato Derecho.

―Derecho, entiendo de verdad que debes sentirte muy mal por las

patadas que Pablo da contigo―

―¿Tú que vas a entender?―Le dijo un poco molesto.

― Bueno, quizás Pablo no dé conmigo patadas fuertes, pero sí que

suele sentarse sobre su pie izquierdo en la silla, le gusta hacerlo y eso

hace que esté un poco agobiado y espachurrado. También suelo ser a

quien Tobi, su perrito, muerde para que le acompañe a jugar. Además

el izquierdo es el pié que usa para impulsarnos cuando vamos en el

patinete, mientras tú vas arriba, yo voy abajo impulsando y raspándome

por todo el suelo. Y créeme, hay algunas cosas más que he observado

estos días, desde que me dijiste que no podía entenderte. Y sí Derecho,

te entiendo. Pero somos zapatos y Pablo está cómodo y feliz con nosotros.

Es lo importante.

―Vaya Izquierdo, la verdad es que no me había fijado en todo eso. Creo

que estaba centrado en mi dolor , en mi malestar con Pablo y su nueva

afición. No me había dado cuenta de todo eso. Lo siento.― Zapato

Derecho miró bien entonces a Izquierdo  muy concentrado.

―Y ahora que te miro, estás hecho un asco. Pareces más viejo que yo.―

Sonrió bromeando.

―Vaya…Gracias― rió cómplice.

Derecho entendió que no estaba solo y que Zapato Izquierdo también

sufría a veces, como él. Pero no se centraba en las cosas malas que

le pasaban, sino en lo mucho que hacía disfrutar a Pablo. Eso le

sorprendió y acordaron desde entonces, echarse un pie de vez

en cuando.

 Zapato Izquierdo intentaría chutar mejor, para que Pablo lo usara

un poco más, y Zapato derecho, le echaría miraditas a Tobi para

que también quisiera juguetear con él. Con respecto  al patinete,

hacían lo posible para alternarse arriba y que no siempre fuera

Izquierdo abajo.

Y en cuanto a lo de ser espachurrado por el trasero de Pablo,

tuvieron algo de mala suerte, pues Pablo comenzó a tener la

costumbre de sentarse de rodillas y poner su trasero sobre los

dos zapatos. Algo que Izquierdo y Derecho no vieron tan mal.

Ahora compartían todo, lo bueno y lo malo. Hasta el peso del

culete de Pablo.

A veces tendemos a centrarnos en nuestros problemas, en lo

que nos hace sentir mal. Y esto no nos deja ver  lo que sufren

los que están a nuestro alrededor. No está mal expresar lo que

sentimos, siempre y cuando tengamos en cuenta lo que sienten

los demás.

Ponte en sus zapatos.


viernes, 21 de abril de 2023

TACITA

- Voy a tomar un café, ¿quieres uno?-

Esas palabras, hacían que Tacita se pusiera de los nervios. Era su turno.

Cada mañana, se preparaba para contener el café de Carla. Le encantaba

sentir el calorcito por la mañana y escuchar la conversación de Carla y

su madre, Estela.

Luego le darían un baño fresquito en el fregadero y la secarían con cuidado

para colocarla en su lugar junto a las demás tazas.

Tacita era  especial para Carla. La había traído desde muy lejos como

recuerdo de un viaje y, desde entonces, era su favorita para tomar un café.

Era diferente a las demás. No tenía un mensaje motivador,

ni una foto de amigas impresa, ni tampoco tenía un tamaño parecido.

Tacita era más pequeña y tenía pintados con mimo, unos detalles florales.


A tacita le encantaba que viniesen visitas a casa. Sobre todo cuando Carla

era la anfitriona del club de lectura. Entonces Carla la sacaba y presumía

de ella ante sus invitadas. Su amiga Marta siempre decía que

le encantaba esa taza.

Le gustaba escuchar cómo conversaban sobre los diferentes libros

que leían.

Y tacita sentía que viajaba a esos mundos imaginarios o a  esas épocas

de las que hablaban. 


Cuando venían los sobrinos de Carla, tacita sentía algo de miedo, pues

había visto cómo rompían el asa de una de sus compañeras de alacena.

La pobre taza en la que se leía “ Hoy es un buen día para sonreir”, ya

no estaba nada de contenta sin su asa.

Así que, cuando Juan y Jimena llegaron a casa, a Tacita casi se le

derrama el contenido.

Carla se había hecho un té, y los estaba esperando con emoción.

Pero tacita sentía miedo. No quería acabar sin asa o peor aún,

en la basura como la pobre ”Ama tu vida”: Se rompió al sacarla

del lavavajillas y fue un destrozo tal, que no intentaron arreglarla.

Juan y Jimena venían con juguetes nuevos para enseñarlos a

su tía  y estaban especialmente contentos con el balón .

Carla los invitó a salir al jardín para que no rompieran nada con él.

Así que Tacita respiró tranquila en la cocina viendo desde la

ventana, cómo jugaban los tres en el jardín.

De repente Jimena dio una patada muy fuerte que descontroló

la dirección del balón, y como no podía ser de otra forma,

fue a parar en dirección a tacita. 

Tacita se sintió caer al vacío. Vio su cuerpo roto en muchos

pedazos y comenzó a pensar que Carla se desharía de ella

en la basura.

Pero no fue así. Cuando Carla la vio allí tirada en el suelo

rota en pedazos, se puso muy muy triste, y sus sobrinos también,

por lo que decidieron entre todos recoger todas las piezas

para intentar pegarla.

-Sé que es tu favorita tía Carla, lo siento mucho- le dijo Jimena.

Quizás deberíamos llevarla a casa de nuestra vecina Aiko,

restauró para mamá un jarrón que se rompió y quedó muy

bonito. Aseguró.

Así lo hicieron y Tacita estuvo muy a gusto con Aiko, quien

al verla supo lo que haría por ella. Usó para restaurarla la

técnica llamada “Kintsugi” en la que se unen las piezas

con barniz de resina, espolvoreada de oro. 

El resultado fue fascinante. Tacita no sólo se sentía

restaurada, sino que ahora se sentía más fuerte y bonita.

Todos al verla, admiraban la obra de arte en que se había

convertido y desde entonces ya no tenía miedo a romperse,

sabía que aunque al principio era feliz, siempre vivía con

miedo. Ahora disfrutaba mucho más cuando venían los

sobrinos de Carla y cuando venían visitas, ya que no

temía a nada que pudiese pasar. Sabía que siempre

podría volver a reconstruirse y convertirse en una taza mejor.


A Veces tenemos miedo a rompernos, a no poder más.

Pero cuando al final ocurre, no sólo logramos pegar

nuestros pedazos, sino que nos damos cuenta de lo mucho

que hemos aprendido y lo fuertes que nos hemos hecho

en el proceso.

 

jueves, 20 de abril de 2023

BOLÍGRAFO



“Hola Laura, no estoy muy seguro de lo que siento, pero lo que sí sé
es que eres la razón por la que me levanto por la mañana con una
sonrisa, porque sé que voy a verte”.
Bolígrafo había perdido ya la cuenta de cuántas notitas había enviado
ya Carlos a Laura.
Estaba seguro de que todo lo que escribía para ella lo hacía desde el
corazón. Podía sentir cada trazo, cada letra y palabra que Carlos
escribía con él. 
Bolígrafo había pasado por muchas manos. Al haber muchos como él,
las personas lo confundían con otros y se lo llevaban sin querer.
Cuando estuvo con la directora del instituto, tuvo que firmar varios
partes de expulsión, algo que notaba, no era agradable para ella.
El jefe de estudios lo usó varias veces para corregir horarios y poner
alguna nota a los padres, algo que tampoco le gustaba mucho hacer.
La secretaria anotaba muchísimos recados para diferentes profesores,
directora, jefe de estudios…Se notaba que lo hacía a veces agobiada
por tener que estar aparcando tantas cosas por hacer. También escribía
con él en su propia agenda personal, y Bolígrafo veía cuántas cosas
tenía pendientes.
Cuando la secretaria prestó a Bolígrafo a uno de los padres, éste pudo
salir del instituto casi sin darse cuenta en el bolsillo de ese papá.
Desde entonces, Bolígrafo fue con él a su oficina, a juzgados,
a su casa…Era un hobre muy ocupado, debía ser un abogado
o algo parecido. Hasta que logró volver al instituto cuando
su hijo se lo pidió prestado.
Allí pasó por muchas manos.  
Bolígrafo pudo comprobar lo difíciles que eran las relaciones entre
los chavales. Solía escribir muchas notitas: algunas intimidaban,
otras insultaban y otras, por lo que intuía Bolígrafo, eran para hacer
pensar a alguien, que tenía un admirador secreto . En todas esas notas,
Bolígrafo podía sentir el cariño, el resentimiento o el tono de burla
en los trazos que escribían con él.
Por suerte, ahora estaba en manos de Carlos. El muchacho le caía bien.
Lo usaba para hacer los deberes, pero también para escribir notas a
Laura. Ella, seguro, las encontraría por sorpresa entre sus cosas.
Bolígrafo sabía que era algo tímido y que le costaba acercarse a ella,
así que las pequeñas notas le iban allanando el terreno para más adelante
poder decirle quien era.
Le gustaba usar citas o poemas para expresar sensaciones y
sentimiento. También alababa su inteligencia y amabilidad con los demás.
Seguro que a Laura le encantaría todo lo que escribía con Bolígrafo.
No llegaba nunca a ver qué hacía con las notas, pues al acabar,
lo guardaba a él en su estuche. Cuidaba muy bien de bolígrafo
y no lo dejaba en cualquier parte.
Un día Carlos decidió comenzar un diario, algo que a Bolígrafo
le pareció una idea genial, ya que ahí podría entender cómo le
iban las cosas con Laura:
“Hoy me ha sonreído y me ha preguntado si había estudiado para
el examen. Por poco me muero de la vergüenza”
“ Al cruzarnos por el pasillo, se le cayó un cuaderno, la ayudé a
recogerlo y me dio las gracias sonriendo. Me puse colorado.
Me dio mucha vergüenza. Estaba don Adolfo mirando y creo que
ha pensado que se lo he tirado yo. Pero se lo he recogido porque
se le había caído solo. Llevaba muchos encima.”
“Le he dejado una notita en su mesa cuando salíamos al recreo.
Por poco me muero al ver que se volvía para darle algo a otro
compañero. Casi me ve”.
Las anotaciones eran cortas, pero Bolígrafo podía ir viendo los
pasos que daba Carlos para acercarse a Laura.
Cada vez que escribía notaba en él su sinceridad, pero también
su miedo. Miedo a que Laura no le correspondiera.
Un mes después de la primera nota Carlos escribió en su diario:
“ Laura me ha visto poner la nota. He mirado cómo la leía.
Se ha sonrojado y me ha mirado. Al final de la clase me ha
llamado y me ha pedido que hablemos. Me ha dejado claro
que se siente muy halagada, pero que no debería escribir cosas
así a su  profesora.
Estoy muy triste y a la vez avergonzado. Sólo espero que no se
lo cuente a nadie. Me ha prometido que no lo haría, y yo la creo.”
Bolígrafo ya entendía el porqué de tanto secreto,
Laura era su profesora.
Carlos no volvió a escribir en el diario. Pero sí respondió a varias
notitas que iban firmadas por Susana. Le invitaba a dar una vuelta
por la tarde, o a estudiar juntos en la biblioteca…
Bolígrafo notaba que Carlos al principio no era muy sincero.
Contestaba que sí, pero con pocas ganas. Después de algunas notas
más, comenzó a sentir que volvía a ser feliz escribiendo las notas
para Susana.
Bolígrafo nunca supo cómo le fue con Susana, pues un día sin querer,
lo dejó olvidado en un banco del parque. Pero presentía que le iría bien. 
Alguien lo recogió en el banco y Bolígrafo pensó que ojalá fuera otro
Carlos, alguien que escribiera de corazón y le dejara contar bellas
historias. Esas que merecen la pena recordar.

La próxima vez que encuentres un boli perdido, quizás sea Bolígrafo.
Así que  asegúrate de escribir con él, siempre cosas bonitas.

Algunos sentimientos son difíciles de desvelar, sobre todo
si afectan a otras personas. Si eliges escribirlos,
hazlo con el corazón.


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 Los reyes magos me conocen bien, saben que me gustan las manualidades. Así que este año me trajeron algo que me hizo muchísima ilusión: mi ...