miércoles, 19 de abril de 2023

PARAGUAS

 

A Paraguas le había tocado de nuevo cambiar de paragüero.

Ya había ayudado bastante a la familia anterior, ahora tendría

un cambio de aires.

Llegó una tarde lluviosa de abril. Marta no recordaba haber

comprado ese paraguas, pero estaba en su paragüero.

Le pareció bonito y decidió cogerlo para resguardarse por

el camino. Estaba algo nerviosa. Tenía su primera entrevista

de trabajo después de mucho tiempo.

Había dedicado algunos años a criar a sus hijos y ahora,

necesitaba volver a trabajar. No sabía si sería capaz de volver

a  ser  publicista. Hace unos años era muy buena en su trabajo,

ahora habían cambiado mucho las cosas.

Al salir del portal, abrió el paraguas. Le pareció precioso: un puño

elegante, unas varillas de unos tonos suaves y una tela

transparente que dejaba ver caer las gotas de lluvia sobre él.

Paraguas estaba orgulloso de su aspecto. Siempre intentaba

adaptarse a los gustos de los habitantes de la casa, y esta vez

podía sentir que Marta lo miraba con buenos ojos.

Al cogerlo por el puño, paraguas, como otras veces, podía notar

con claridad lo que la persona sentía. En este caso Marta

estaba muy insegura, no se sentía preparada para afrontar

el nuevo reto que se presentaba ante ella. En el fondo sabía

que podía hacerlo, pero mil dudas le pasaban por la cabeza.

Ése era el momento de Paraguas. Debía ayudarla. Y ya que

estaba bajo su protección podía hacerlo.

De repente Paraguas empezó a brillar en la zona del puño,

algo que pasó desapercibido para Marta, ya que iba

concentrada en todo lo que tenía que decir.

De repente Marta empezó a sentir una seguridad que nunca

había sentido, o al menos hacía muchos años que no sentía.

Se veía capaz de asistir a la reunión, de contar todo lo que

se había formado para poder volver a su profesión y por supuesto 

sabía que si aún así no salía bien, podría encontrar cualquier

otro empleo. De repente sentía que podía hacer cualquier cosa.

Y es que ése era el efecto que creaba Paraguas. Eso era lo que

más le gustaba de poder existir. Hacía sentir bien a las personas.

Sólo tenían que abrirlo y guarecerse de la lluvia con él.

El agua le daba su poder.

Recordaba entonces como en una ocasión, un chico intentó

usarlo sin que estuviera lloviendo. Había sentido algo especial

bajo el paraguas y quería volver a sentir la inspiración para escribir.

No llovía, pero aún así, el chico lo abrió y se puso debajo.

No funcionó. A paraguas le dio pena que lo dejara de nuevo en el

paragüero para no cogerlo más. El chico pensó que sólo era cosa

de su imaginación. La inspiración que sintió la primera vez, 

no podía ser cosa de magia, pues la magia no existía. A paraguas

le hubiera gustado ayudarle de nuevo, pero abrirlo dentro de casa,

no funcionaba.

El agua era imprescindible para que el poder de Paraguas llegase

a la persona que se guarecía bajo él. Lo había visto en muchas ocasiones.

Ahora tenía que concentrarse en Marta, pues  para ella era importante

volver a trabajar, podía sentirlo.

Dejó a Paraguas en el paragüero de la oficina y entró a la entrevista.

Allí paraguas no podía saber lo que ocurría, pero sabía que Marta iba

sobradamente motivada.

Cuando salió, cogió a Paraguas y se fue a casa.

Lo primero que hizo al llegar, fue abrazar a su marido sin soltar

a Paraguas.Sabía que el marido de Marta ahora no podía trabajar

por una lesión grave y esto les traería tranquilidad y felicidad

a la familia. Él pudo sentir su alegría. ¡Lo había conseguido!

Después de tantos años sin trabajar, Marta volvía con ilusión.

Eso era lo que más le gustaba a Paraguas. Disfrutaba enormemente

cuando su ayuda tenía consecuencias positivas.

No siempre había sido así. Alguna vez se encontró en casa

de malas personas. Y al abrir a Paraguas tenían deseos que

perjudicaban a otras personas, tenían poder para manipularlas

y que hicieran lo que ellos querían. Y eso, no estaba bien.

Lo malo era que Paraguas no podía controlar quien lo cogía.

Sólo iba de un sitio a otro, no podía elegir.


Su trabajo con Marta parecía haber terminado, lo dejó en el

paragüero varios días sin usar, y eso significaba que

Paraguas, se marchaba.

No sabía a donde iría, pero tenía la esperanza de que quien

lo encontrase, pudiera hacer un buen uso de él.


¿Alguna vez has visto en tu paragüero un paraguas que

no habías visto antes?

Quizás sea Paraguas, el de nuestra historia.

¿Has pensado qué harías con él?.



No siempre tenemos el poder de hacer las cosas bien, a veces necesitamos ayuda. No siempre la ves, no siempre la coges. Pero si estás atento y receptivo, esa ayuda llega y te ilumina.



martes, 18 de abril de 2023

SILLA

 

Un día eres joven y todos te quieren y te miman. Al otro, eres vieja

y  eres un estorbo para todos”


Así pensaba Silla ese fatídico día. Recordaba los tiempos en

los que ella era una silla nueva.

La habían llevado a una casa con un patio precioso, lleno de flores. 

A Silla la usaban para adornar el patio y  para que las visitas pudieran

estar un rato descansando y charlando con Manuela y Fermín.

A menudo venían vecinas y familia, y el patio era un sitio fresquito

para pasar el rato junto a un montón de flores. Las había de todos

los colores, las macetas estaban colgadas por la paredes y algunas,

más grandes, posadas  en el suelo.

Silla era parte de esa decoración tan bonita.

-Me encanta tu nueva silla de enea- le decían a Manuela

Y es que era una belleza. La habían pintado de rojo, con unas flores

de colores preciosas. Estaba orgullosa de su papel. Debía hacer que

las visitas se sintieran a gusto, como en casa.


Los años pasaron y Silla ya no era tan nueva, así que pasó a ser

mueble interior para que no se estropease tanto en el patio.

Manuela le tenía cariño y no quería que se estropeara.

Así que empezó a ser el asiento de los niños. A Silla le gustaba que

ellos se sentaran encima, pesaban poco y les gustaba contar chistes

o cantar. Así estaba entretenida.


Los niños crecieron y los nietos de Manuela volvieron a llenar las

sillas del interior de la casa. Silla ya era un poquito más vieja, pero

aún era una de  las favoritas de los niños. Les gustaba poner música

y jugar al juego de “la silla” y ella siempre era la última en ser

descartada, así que disfrutaba de todo el juego.

Los nietos empezaron a crecer y los juegos también. A veces los

juegos no tenían en cuenta la antigüedad de Silla, por lo que los

saltos sobre ella eran frecuentes.

Ése fatídico día, Raúl saltó tan fuerte, que hizo un agujero enorme

a Silla, algo que Manuela se tomó muy a pecho..


Muchos años eran los que Silla había estado junto a Manuela y

su familia.Por eso, ese día  Silla se sentía tan vieja, pensaba que

ahora ya era un estorbo, seguramente  tendría que marcharse,

la llevarían al contenedor.Ya nadie podría sentarse en ella.


Pero Manuela no  quería tirarla, le tenía mucho cariño, aunque

ya no serviría para sentarse.

Entonces Lucía, la madre de Raúl tuvo una idea.

Los tiempos habían cambiado y la forma de decorar también, y

a Lucía le gustaba cambiar ella misma la decoración de su casa,

por lo que quiso ayudar a su madre a reubicar a Silla.


La lijó y quitó el color rojo desgastado. La dejó en su color natural. 


-No está mal- pensó Silla. Me siento muy bien sin tanta pintura vieja.


Después Lucía quitó la enea del asiento y en el hueco que quedó,

metió una maceta preciosa llena de bonitas flores, que alegraron a

Silla de forma impresionante.

Ahora Silla era de nuevo feliz.

Pasó a ser parte del patio de flores otra vez. Estaba en un lugar

distinguido y todo el que pasaba a ver el patio, reconocía la belleza

de Silla y sus flores.

Cuando Manuela fue ya muy mayor, se fue a vivir con su hija Lucía,

pero no se olvidó de ella. La quiso llevar  también a casa de Lucía.

Silla pensó que era muy afortunada por todo lo que había vivido en

esa casa, pero sin duda en la nueva , también sería muy feliz y viviría

muchos buenos momentos reconvertida en cualquier cosa

que Lucía imaginara.




A veces nos sentimos cansados, viejos y gastados...

Pero eso no significa que no podamos ser útiles.

No sabemos cómo la vida nos quiere sorprender,

pero en ocasiones, si observamos bien,

nos tiene reservadas muchas flores que cuidar.





lunes, 17 de abril de 2023

Momento silencio

 Ayer decidí dar un paseo por el parque. Hacía un viento muy fuerte. 

Era agradable sentilo en la cara, pero no tanto en el implante. Así que decidí quitarlo y disfrutar del frescor primaveral sin el ruido infernal que provocaba la entrada del aire en el implante.

Hacía tiempo que no disfrutaba así de un paseo. No escuchaba nada. Sólo mi ruido interno. En un principio era fuerte, luego comencé a notar que conforme paseaba y me relajaba respirando, tenía menos ruido.

No escuchaba absolutamente nada del exterior a mi cuerpo, por lo que me centré en lo que veía. Mirar los árboles, su color, su movimiento ante la fuerza del viento, me recordó lo poco que nos centramos en las cosas de cada día. 

Fui tocando cada rama y hojas que invadían el camino. Olí mis manos después de tocar cada una. El olor a campo, a primavera, a libertad, me invadió.

Hacía tiempo que no me sentía tan bien.

Quizás a veces necesitamos no escuchar. 

Sólo dejar que el resto de sentidos sean libres de mostrarnos su potencial.

CALCETÍN

 

Calcetín se sentía afortunado, era parte de una pareja. Siempre iban juntos

a todas partes.

Les gustaba acompañar a Sara en los paseos por el parque, a visitar a los

abuelos, inclusoa ver al pediatra.

Sara iba creciendo y a veces se quitaba a su pareja de sus piececitos y lo

tiraba al suelo como un juguete. A él no le hacía mucha gracia que

lo separasen de su pareja, pero siempre volvía rápidamente, pues

los papás de Sara no querían perderlos.

A Calcetín le encantaban los papás de Sara. Cuidaban de él, le quitaban

las manchas de fruta o papilla y lo bañaban para que oliera súper bien.

Pero lo que más le gustaba era cuando los guardaban juntitos en el cajón

y podían descansar.

Un día salieron al parque, y esta vez Sara, no decidió quitarse el otro

calcetín, le tocó a él, a Calcetín. El pobre sufrió un tirón y fue

espachurrado antes de ser abandonado desde el carrito en el paseaban.

Con tan mala suerte, que los padres de Sara no lo vieron. Quedó

enganchado en un arbusto del camino.

Calcetín pensó que no tardarían en darse cuenta y  volverían a por él.

Pero no fué así. Estuvo toda la tarde y toda la noche allí. 

Calcetín aguantó agarrado al arbusto todo el tiempo, para no perderse.

El viento sopló y le era difícil aguantar, pero lo hizo. 

Unas  nubes grises llegaron y la lluvia lo mojó, pero él aguantó.

Tanto resistió, que a la mañana siguiente, Calcetín seguía allí,

enganchado al arbusto del camino.Se sentía triste, pues se había

separado de su pareja. Tampoco tenía a Sara, ni a los papás de ésta

para limpiarlo y dejarlo descansar en el cajón.

Calcetín decidió entonces que esperaría un poco más y mientras tanto,

podría disfrutar del paisaje. Veía pasar a muchas personas dirigiéndose

al trabajo, a correr, pasear…Y a algunos niños que iban al colegio,

acortando por el camino del parque.

Pasó la mañana muy entretenido, además el sol lo estaba secando de forma

lenta y agradable.

Se dio cuenta de que le gustaba estar allí. Disfrutaba del calor y la brisa.

Se mantenía entretenido viendo personas y bichitos. Pensó que aquello

tampoco estaba tan mal.

Pero llegó el mediodía y los niños volvían a casa del cole, y sin saber

por qué, una niña se acercó a él y lo cogió.

-¡Qué bonito!, y qué pequeño…Debe ser de algún bebé. Qué pena, lo habrá

perdido.-dijo la niña.

Miró alrededor y no vio a ningún posible dueño.

Lo guardó y lo llevó a casa. Le dió un buen baño, lo secó y lo rellenó

con algodón. 

Calcetín se sentía más a gusto que nunca. Era blandito y tenía un tacto

agradable. 

Poco después, decidió cerrarlo cosiéndolo con un bonito hilo de color

blanco. Eso hizo algo de cosquillas a Calcetín. Quien no se quejó tampoco,

cuando la niña, con ayuda de su madre, le colocó una cinta para ir colgado

de su mochila.

A Calcetín le pareció una idea genial. Ahora podría acompañar a Delia en

sus aventuras y eso le emocionó.

Pensó entonces en su pareja, y en qué habría sido de ella. Pero se consoló

pensando que estaría bien, y seguro que alguien lo cuidaría igual que Delia

estaba cuidando de él.

Calcetín llegó a la conclusión de que quizás tanto él como su pareja habían

sido muy felices con Sara, pero que ahora, a lo mejor también podían ser

felices por separado. Harían cosas diferentes y quizás emocionantes. 

Un día volviendo del cole con Delia, Calcetín vio cómo, del espejo retrovisor

de un coche, colgaba un calcetín idéntico a él. ¡Era su pareja!. Seguramente

los padres de Sara quisieron conservarlo para que les acompañara en todos

sus viajes.

Estaba seguro de que, aunque de formas diferentes,  a los dos les esperaba

una larga vida con nuevas aventuras en buena compañía.



Quizás la vida a veces nos trae imprevistos que nos cuesta aceptar.

Nos separa de seres queridos y nos hace cambiar el rumbo.

Pero cambiar el rumbo, no significa que no disfrutemos del viaje,

domingo, 16 de abril de 2023

7 cuentos para 7 días.

 


Os preguntaréis cuál es mi nueva locura. 

Pues no es más que mi propio homenaje al día del libro. 

En mi vida los cuentos son muy importantes, ya lo sabéis.

Y es que a  veces, un  pequeño cuento con un mensaje potente, puede mostrar más enseñanzas que un gran libro con muchas páginas.

No sé si los 7 cuentos que he seleccionado son así, con un mensaje potente, ya me contaréis vosotros, lo que sí sé, es que he querido darles una línea común:

  • Para mí los objetos son fuente de inspiración constante, y por ello he querido darles vida. Todos estos cuentos dan, de alguna forma, algo de vida a ciertos objetos cotidianos.
  • Para ilustrar las historias, he realizado unos sencillos dibujos con la tablet.

En estos 7 días que quedan hasta el día del libro, 23 de abril, iré colocando en las redes el dibujo de cada cuento y el comienzo de cada uno. En el blog estarán los cuentos completos, serán cortitos, no os robaré mucho tiempo.😜

Mañana comenzamos.

Espero y deseo que os gusten.😊


martes, 4 de abril de 2023

Malaqa


 Sé que la portada es bonita, sí.  Juan Antonio Lopera ha cuidado mucho esta ópera prima. Desde luego, asombra que sea su primera novela. Da gusto meterse en la historia, y a pesar de estar relatada en dos tiempos diferentes, no se pierde para nada el hilo del relato. 

Es maravilloso ver como el autor entremezcla la historia real de la época de los Reyes Católocos, con un halo mágico que continúa hasta la época actual. 

Una lectura ágil y sencilla, que envuelve al lector rápidamente y que no deja soltar su lectura hasta haber terminado. Y es que cada capítulo te deja con ganas de leer el siguiente. Aunque en ciertos momentos parece que vas a predecir lo que va a pasar, quieres seguir leyendo, porque su relato merece mucho la pena. Describe muy bien cómo puede sentirse cada personaje, sus gestos, miradas... y eso ayuda mucho a la hora de introducirse en la narración.

La historia comienza en un barco en la época de la toma de Málaga y va entrelazando capítulos con la descripción de lo que ocurre en la actualidad,con el hallazgo de ciertos restos arqueológicos en una excabación de la Málaga  contemporánea. Muy original.

Pero como siempre, me gusta contar lo justo y necesario de cada obra, pues me gustaría que cada uno saque sus propias conclusiones. A mí, me ha encantado leerlo. Sin duda ya estoy esperando la siguiente obra del autor. Esperemos que no se haga mucho de rogar.😜

viernes, 24 de marzo de 2023

Morgana, los primeros hijos.


Cuando  Cristina Aparicio me hizo llegar su novela, quedé deslumbrada por su presentación. Morgana venía envuelta en estas enredaderas tan originales. 

Desde entonces quise saber el porqué de esta elección de embalaje. Evidentemente, tenía que ver con el mundo mágico que ha creado en su libro.

Morgana cuenta su historia en primera persona. Relata cómo sus dudas sobre quien es, le llevan a conocer su verdadera historia. Su pasado lleno de incógnitas, va dando lugar a un presente inesperado en un mundo donde la magia envuelve todos los escenarios. 

En esta narración se entremezclan muchos tipos de personajes, seres mágicos con poderes asombrosos y diferentes mundos que se conectan entre sí. Un gran mal los acecha  a todos y Morgana deberá descubrir cuál es su papel en la lucha contra él.

Como en toda buena novela, una historia de amor se desvela poco a poco entre sus páginas y no es hasta el final donde se desvela si dicha historia tiene o no un final feliz.

Un relato que sorprende y te hace regresar a la época adolescente, donde todos los mundos mágicos son posibles y sueñas con que el poder te envuelva y llegues a vivir grandes aventuras.


Título: Morgana, los primeros hijos. 

Editorial SoldeSol. 2020



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